La somatización es un fenómeno en el que las emociones y el estrés psicológico se manifiestan en síntomas físicos sin que exista una causa médica subyacente evidente.
Es decir, cuando experimentamos emociones intensas o conflictos internos, nuestro cuerpo puede responder manifestando dolencias físicas.
¿Qué es la somatización?
La somatización es una forma en la que el cuerpo responde a las emociones y al estrés psicológico. Cuando enfrentamos situaciones de tensión, ansiedad, miedo o preocupación, nuestro cuerpo puede responder con síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas digestivos, palpitaciones, tensión muscular o fatiga, entre otros.
Aunque estos síntomas pueden ser reales y molestos, los exámenes médicos suelen mostrar que no hay una causa física subyacente que los explique.
Factores que contribuyen a la somatización
Varios factores pueden contribuir a la somatización:
- Estrés y emociones intensas: el estrés y las emociones intensas pueden generar una respuesta física en el cuerpo. Cuando estamos sometidos a altos niveles de estrés, el cuerpo libera hormonas y neurotransmisores que pueden afectar diferentes sistemas y órganos.
- Traumas pasados: experiencias traumáticas o situaciones difíciles vividas en el pasado pueden dejar una huella emocional que se manifiesta físicamente en el presente.
- Dificultades emocionales no resueltas: la falta de habilidades para manejar las emociones y los conflictos internos pueden dar lugar a la somatización
- Personalidad y estilo de afrontamiento: algunas personas tienen mayor tendencia a somatizar debido a su estilo de afrontamiento frente al estrés.
Tipos de Somatizaciones
Los sistemas de clasificación de trastornos mentales identifican varios tipos de somatizaciones, que detallaremos a continuación para ofrecer una comprensión más clara de cada uno.
Trastorno de síntomas somáticos (anteriormente Trastorno de somatización)
Este tipo de somatización se caracteriza por una preocupación persistente por uno o más síntomas físicos, a menudo dolorosos, que la persona experimenta como intensos y debilitantes. Los pensamientos catastróficos sobre la gravedad de estos síntomas llevan a una ansiedad significativa, lo cual a su vez intensifica la percepción del dolor y otros síntomas. Los individuos con este trastorno pueden pasar mucho tiempo y energía preocupándose por su salud, lo que afecta negativamente su funcionamiento diario.
Trastorno de ansiedad por enfermedad (antes conocido como Hipocondría)
Este diagnóstico se da cuando una persona tiene una preocupación continua por la posibilidad de tener o desarrollar una enfermedad grave, a pesar de que no existen síntomas físicos que justifiquen esta preocupación. A menudo, estas personas realizan autoexámenes repetitivos o visitan a múltiples médicos en busca de un diagnóstico. Alternativamente, pueden evitar completamente las visitas médicas por miedo a que sus peores temores se confirmen.
Trastorno de conversión
Conocido también como trastorno neurológico funcional, este tipo de somatización se manifiesta con síntomas que afectan el movimiento o la sensibilidad del cuerpo, como parálisis, temblores anormales, convulsiones o problemas para hablar o tragar. Estos síntomas son genuinos pero no corresponden a ninguna enfermedad neurológica conocida y suelen presentar una desconexión entre lo que el paciente puede y no puede hacer, lo que es un indicativo clave para el diagnóstico.
Simulación
En este caso, la persona simula conscientemente síntomas médicos o psicológicos sin una motivación externa aparente, más allá de adoptar un rol de enfermo. Esto incluye falsificar pruebas médicas, mentir sobre síntomas o incluso autolesionarse. A diferencia de los otros tipos de somatización, en la simulación hay una intencionalidad clara y conocida por parte del individuo para adoptar el papel de enfermo sin beneficios secundarios como compensación económica o evasión de responsabilidades, que serían más característicos de una simulación por ganancia.
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Cómo abordar la somatización
Es fundamental abordar la somatización desde una perspectiva integral que tenga en cuenta tanto los aspectos emocionales como físicos. Algunas estrategias útiles podrían ser:
- Autoconciencia emocional: prestar atención a nuestras emociones y aprender a identificar y expresar adecuadamente lo que sentimos.
- Gestión del estrés: desarrollar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o la práctica de la atención plena.
- Hablar con un profesional: consultar a un psicólogo o terapeuta que pueda ayudarnos a comprender y manejar nuestras emociones y el estrés.
- Estilo de vida saludable: cuidar de nuestro cuerpo mediante una dieta equilibrada, ejercicio regular y descanso adecuado.
- Practicar la relajación: incorporar técnicas de relajación en la rutina diaria para reducir la tensión física y emocional.
La somatización es una respuesta del cuerpo a las emociones y el estrés psicológico. Si experimentas síntomas físicos sin una causa médica aparente, es importante considerar la posibilidad de que puedan estar relacionados con tus emociones y nivel de estrés.
Prestar atención a nuestras emociones, aprender a manejar el estrés y hablar con un profesional pueden ayudarnos a abordar la somatización y mejorar nuestro bienestar emocional y físico. La integración de aspectos emocionales y físicos es esencial para alcanzar un equilibrio y bienestar general en nuestra vida.
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Referencias
García, M. S. (2013). Procesos psicológicos en la somatización: la emoción como proceso. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 13(2), 255-270. (Leer)
Marina Villar del Saz es psicóloga sanitaria en Psiconervión. Entre sus especialidades se encuentran la psicoterapia para adultos y terapia para terapeutas. Además trabaja tanto de forma presencial, como en terapia online.