El deporte siempre ha sido conocido y valorado por sus beneficios físicos, tales como la mejora de la salud cardiovascular o la fuerza muscular, pero también aporta importantes beneficios psicológicos. A continuación, vamos a abordar cuál es el impacto que tiene sobre la salud mental la actividad física.
Beneficios psicológicos de practicar deporte
El deporte debe ser una actividad obligatoria para todo el mundo por muchísimas razones. Practicarla de forma regular, además de beneficios físicos, aporta numerosos beneficios psicológicos entre los que encontramos los siguientes:
Reducción del estrés y la ansiedad
Realizar actividad física provoca cambios químicos a nivel cerebral durante y después de la misma. Consigue que desciendan los niveles de cortisol, que es la hormona relacionada con el estrés; y a su vez se aumente la producción de serotonina, la cual es importante para nuestro bienestar psicológico; o la producción de noradrenalina, que modula la respuesta cerebral antes situaciones estresantes. De esta forma, supone una vía de escape de las preocupaciones y un modo de alejar la mente de los problemas del día a día, ayudando por ejemplo, a reducir el estrés del trabajo y favorecer el rendimiento, sobre todo si se practica al mediodía o a primera hora de la mañana.
Para hacer frente a la ansiedad o el estrés, actividades como yoga o pilates son una buena opción para combinar el ejercicio con técnicas de respiración, que atraen la calma y nos ayudan a controlar nuestras reacciones ante los problemas, tratando de alcanzar así un equilibrio emocional. Por otro lado, la natación también es positiva porque además de ser un deporte muy completo, nos permite liberar tensiones y ayuda a reducir algunos de los síntomas de la ansiedad como son los dolores musculares.
Aumento de la autoestima y la confianza
Establecer metas deportivas y superarlas puede hacer que la autoestima aumente, consiguiendo que recuperemos la confianza en nosotros mismos y nos sintamos capaces de lograr los objetivos que nos proponemos. Además, realizar deporte de forma constante, trae consigo una serie de cambios físicos que cambian la percepción que tenemos sobre nosotros mismos, lo cuál puede ayudarnos a que nos formemos un autoconcepto más positivo.
Mejora del sueño
El deporte promueve un sueño más profundo y reparador. Puede aumentar la calidad de sueño de los adultos ya que reduce el inicio del sueño o el tiempo que se requiere para conciliar el sueño, así como reduce los despertares nocturnos. Además, puede hacer que disminuya la somnolencia durante el día y la necesidad de tomar medicamentos para dormir.
Por otro lado, hacer ejercicio también ayuda de forma indirecta al sueño, ya que realizar deporte constante puede reducir el riesgo de un aumento excesivo de peso. Esto, a su vez, provoca que esa persona sea menos propensa a desarrollar un síntoma de apnea obstructiva del sueño.
Prevención de enfermedades cognitivas
Está científicamente demostrado que las personas que practican deporte consiguen estimular su cerebro, presentando un aumento de las sustancias químicas, y previniendo así la degeneración de las neuronas del hipocampo, que es un área afectada en enfermedades neurodegenerativas. Por ejemplo, en el caso del Alzheimer, es posible prevenir, retrasar la aparición de la enfermedad, o incluso evitar su progresión gracias al ejercicio físico.
Incremento de la felicidad
El deporte tiene un efecto directo sobre nuestro bienestar estimulando la producción de endorfinas durante y después de realizar ejercicio físico. Estas son conocidas como las “hormonas de la felicidad”, debido a que están relacionadas con la reducción del dolor y con una mejora del estado de ánimo, induciéndonos a un estado de mayor felicidad y bienestar emocional.
En casos de depresión o ansiedad, el ejercicio es muy aconsejable porque reduce los síntomas de tristeza y tiene un impacto muy positivo, tal y cómo lo refleja un estudio publicado en The Lancet Psychiatry. Aquí se encontró que quiénes lo practicaban de manera regular presentaban un 43% menos de días de mala salud mental, en comparación con quiénes no.
Desarrollo de habilidades sociales
La actividad física en compañía nos permite disfrutar con la interacción social, siendo una forma de motivación mutua para mantenerse constante. Si ir al gimnasio es tu forma para hacer deporte, ahí podrás encontrar muchas actividades sociales que se ofertan a lo largo de cada mes, además de múltiples clases grupales. Por otro lado, los deportes en equipo también son una gran opción, proporcionando un sentido de comunidad que ayuda a reducir los sentimientos de soledad o aislamiento.
Cómo incorporar el deporte a tu vida
Ahora que ya conoces algunos de los grandes beneficios psicológicos que tiene el deporte, debes encontrar la forma de practicarlo de una manera regular y constante. A pesar de que no siempre existe la motivación o el tiempo para hacerlo, es importante buscar algún hueco en el día de forma que puedas compaginarlo e incluirlo en tu vida. No importa la edad, el trabajo o el estado de salud, debes buscar un deporte que se adapte a tus necesidades y tus objetivos.
Actividades como caminar o dar un paseo en bicicleta, son buenas opciones para iniciarse en el deporte, pudiendo avanzar más tarde hacia actividades más intensas como correr o nadar.
Es muy importante elegir el tipo de deporte que te guste o te resulte más o menos agradable, ya que esto incrementa la probabilidad de mantenerse constante a largo plazo. Existe una gran variedad de deportes, por lo que tómate tu tiempo para descubrir cuál es el tuyo y apuesta por tu salud. Así podrás beneficiarte de los efectos positivos de la actividad física y alcanzar un estado de bienestar físico y mental.
Referencias
Ramírez, W., Vinaccia, S., & Ramón Suárez, G. (2004). El impacto de la actividad física y el deporte sobre la salud, la cognición, la socialización y el rendimiento académico: una revisión teórica. Revista de estudios sociales, (18), 67-75.
Pacheco, D., & Pacheco, D. (2023, 11 octubre). Exercise and Sleep. Sleep Foundation. https://www.sleepfoundation.org/physical-activity/exercise-and-sleep
Ana María Moya Merchán es una psicóloga y educadora con amplia experiencia y trayectoria. Está especializada en diferentes campos, incluyendo modificación de conducta, relajación y mediación familiar. Ha trabajado en proyectos pedagógicos y de salud con niños en riesgo y adultos con necesidades de apoyo. Actualmente, se dedica al desarrollo personal, utilizando sus conocimientos y técnicas psicológicas para ayudar a las personas a ser más felices y profundamente humanas.
