Historia de Barakaldo: desde su origen hasta nuestros días
Barakaldo es un municipio destacado en el territorio de Vizcaya, en la comunidad autónoma del País Vasco, España, situado en el área metropolitana del Gran Bilbao y caracterizado por su significativa evolución desde un pueblo rural hasta convertirse en una ciudad industrial y de servicios. Con una población que supera los 100,000 habitantes, se posiciona como el segundo municipio más poblado de Vizcaya, después de Bilbao, y el cuarto en el País Vasco. La ciudad ha experimentado una notable transformación debido a la industrialización, lo que ha dado lugar a un desorden urbanístico y la creación de distintas zonas que reflejan su diversidad económica y social. Entre estas áreas se encuentra la exindustrial a lo largo de los ríos, que ha sido objeto de regeneración urbana, el casco urbano densamente poblado centrado en los servicios, y las zonas rurales en las afueras que han visto un desarrollo urbanístico reciente. Históricamente, la economía de Barakaldo estuvo dominada por la industria siderúrgica, representada por Altos Hornos de Vizcaya, pero desde los años 2000 ha virado hacia el sector servicios, con el turismo, el comercio, y el ocio como pilares fundamentales. En el ámbito deportivo, Barakaldo cuenta con equipos en fútbol, balonmano, y otros deportes, destacando en diversas competiciones nacionales.
Cómo nace la Historia de Barakaldo
Los orígenes de Barakaldo se remontan a tiempos prehistóricos, con evidencias de presencia humana datadas hace unos 10,000 años en la Cueva de los Mosquitos, ubicada en el barrio de El Regato. La historia temprana del municipio está marcada por las actividades bélicas de los cántabros, incluyendo sus confrontaciones con los romanos y otras tribus vecinas, lo que sugiere la importancia estratégica de la zona ya en la antigüedad. Plinio el Viejo, un historiador romano, indicaba la presencia de comunidades cántabras en la región, posiblemente incluyendo a Barakaldo debido a su proximidad al mar y su ubicación en la margen izquierda de la ría del Nervión.
El desarrollo inicial significativo de Barakaldo se atribuye a un asentamiento en la desembocadura del río Galindo, importante por su actividad comercial y portuaria. Este núcleo poblacional, aunque pequeño, se convirtió en una anteiglesia con la organización eclesiástica del territorio tras la evangelización. Lope García de Salazar, en sus crónicas, señaló a Barakaldo como una tierra de antigua procedencia. El primer documento que menciona explícitamente a Barakaldo data del año 1051, en una carta de donación que hace referencia al Señor Lope Velázquez, titulado Señor de Barakaldo. Este documento histórico subraya la larga y rica historia del municipio, cuyos orígenes y desarrollo están profundamente arraigados en el tejido histórico y cultural de la región.
Barakaldo en la Edad Media
Durante la Edad Media, Barakaldo se consolidó como un pueblo agrícola con una ubicación estratégica cerca de la zona minera de Triano y junto a los ríos Cadagua, Castaños y Galindo, lo que le permitía facilitar tanto por tierra como por mar el transporte de los productos mineros extraídos en la región. Esta ventaja geográfica propició la instalación de numerosos molinos y ferrerías, especialmente en las zonas de El Regato e Iráuregi, marcando el inicio de una tradición industrial y comercial en la anteiglesia.
Sin embargo, la promulgación de la carta puebla de Bilbao en 1300 y la de Portugalete veintidós años después, beneficiaron al comercio de estas localidades en detrimento de Barakaldo, lo que generó conflictos económicos y comerciales con Bilbao. A pesar de estas adversidades, los habitantes de Barakaldo se esforzaron por mantener su relevancia en la región, evidenciando el espíritu de superación y adaptabilidad de la comunidad.
En el ámbito administrativo y eclesiástico, el siglo XIV fue crucial para Barakaldo. En 1340 se fundó la Anteiglesia de San Vicente por Sancho López de Baracaldo, Lope Gonzalo de Zorroza y Galindo Retuerto, marcando su independencia de la de Santa María de Erandio. Posteriormente, en 1366, Barakaldo se desvinculó de las Encartaciones y, por privilegio del conde Don Tello de Trastámara, se integró en la Merindad de Uribe, adoptando el fuero de Vizcaya y constituyéndose formalmente como anteiglesia. Este cambio administrativo no solo reflejó la evolución socio-política de Barakaldo sino también su capacidad para adaptarse y prosperar en un contexto de cambios significativos, estableciendo las bases de su identidad y desarrollo futuro.
La Era Moderna en Barakaldo
En la Edad Moderna, Barakaldo se distinguió como un pueblo agrícola que se beneficiaba de su cercanía a la zona minera de Triano y sus ríos, lo que facilitaba la salida de productos mineros tanto por tierra como por mar. Las ferrerías, establecidas cerca de los criaderos de minerales y los bosques, se convirtieron en el centro de una intensa actividad industrial. Durante este período, Barakaldo experimentó rivalidades y conflictos tanto internos como con Bilbao y otras villas cercanas, especialmente por cuestiones de franquicias y competencias marítimas y comerciales, destacando la batalla de Retuerto donde Barakaldo se impuso.
A medida que avanzaba el desarrollo industrial en Vizcaya, las ferrerías de Barakaldo adquirieron mayor importancia, procesando el mineral de hierro de la zona de Triano. Sin embargo, las envidias y disputas comerciales persistieron, no solo con Bilbao y otras villas sino también con los concejos vecinos, lo que eventualmente relegó a Barakaldo a tareas de carga y descarga de minerales tras diversas presiones y litigios.
En la transición a la Edad Contemporánea, la región enfrentó la Guerra de la Convención y la invasión francesa, seguida por la ocupación napoleónica durante la Guerra de la Independencia Española. Las guerras carlistas marcaron profundamente a Vizcaya y a Barakaldo, situado entre Bilbao y Portugalete, dos villas que resistieron a los carlistas y se mantuvieron leales a los gobiernos liberales de Madrid. Barakaldo fue escenario de importantes acciones militares durante estas guerras, especialmente notable en las acciones de Castrejana y Luchana.
La victoria de Alfonso XII y la posterior «abolición foral» en 1876 supusieron cambios significativos para Vizcaya, perdiendo gran parte de su autonomía, aunque compensada parcialmente por el Concierto Económico. Este período marcó el inicio de una transformación en el modelo productivo industrial y el comercio de la región, preparando el escenario para el desarrollo futuro de Barakaldo.
Industrialización en Barakaldo
La industrialización de Barakaldo, intensificada en el siglo XIX, marcó un periodo de transformación significativa para esta localidad vasca. Inicialmente, la posibilidad de extraer hierro no fosfórico de los montes de Triano y la demanda británica por este metal catalizaron un auge en la actividad industrial y el tráfico marítimo a través de la Ría de Bilbao. Barakaldo emergió como un punto crítico en la ruta del hierro, sirviendo de lugar de paso y embarque hacia Gran Bretaña y alojando pequeñas industrias dedicadas al procesamiento del mineral.
Este dinamismo propició el establecimiento de varias fábricas significativas a mediados del siglo XIX, como la fábrica Nuestra Señora del Carmen, precursora de la futura Altos Hornos de Vizcaya (AHV). Esta consolidación industrial se vio favorecida por la abolición de la prohibición de exportar mineral de hierro fuera de Vizcaya y la eliminación de las restricciones forales sobre la explotación minera, lo que permitió una mayor participación de empresas privadas en la siderurgia.
La creación de Altos Hornos de Vizcaya en 1902, resultado de la fusión de importantes sociedades industriales, estableció a Barakaldo como un centro neurálgico de la industria siderúrgica española. AHV se convirtió en un gigante industrial con un vasto número de empleados y jugó un papel fundamental en el desarrollo económico de la región, generando también la necesidad de servicios complementarios como el sanatorio quirúrgico para accidentes de trabajo, que más tarde se integraría en la red general de hospitales públicos.
La expansión y modernización industrial trajeron consigo la atracción de otras empresas relacionadas, desde siderúrgicas menores hasta astilleros y papeleras, promoviendo a su vez la necesidad de servicios financieros, comerciales y de energía. Este crecimiento fomentó la urbanización y atrajo a inmigrantes de diversas partes de España, modificando sustancialmente la estructura social y laboral de Barakaldo. Sin embargo, la industrialización también conllevó desafíos, incluyendo condiciones laborales difíciles, viviendas inadecuadas, y tensiones sociales que desembocaron en protestas y adhesión a movimientos anarquistas e izquierdistas.
Desde la Guerra Civil hasta la crisis industrial
La Guerra Civil Española marcó profundamente a Barakaldo, iniciando con el levantamiento militar del 17 de julio de 1936, en medio de las fiestas patronales de El Carmen. La localidad, inicialmente bajo control republicano, organizó su defensa con voluntarios de diversas asociaciones, mientras que los sospechosos de simpatizar con el bando sublevado fueron detenidos. Barakaldo sufrió numerosos bombardeos y actos de violencia contra prisioneros, culminando con la toma de la ciudad por las tropas franquistas en junio de 1937.
Durante el Franquismo, se promovió la política autárquica del régimen a través de la construcción de fábricas como Sefanitro en 1950, dedicada a la elaboración de fertilizantes, y la creación del Hospital de Cruces en 1955, para responder al crecimiento demográfico y las necesidades sanitarias de la provincia de Vizcaya.
Sin embargo, la crisis industrial de los años setenta marcó el inicio del declive de Barakaldo como referente industrial, anticipando el cierre de Altos Hornos de Vizcaya en 1996. Esta situación generó un impacto económico y social considerable, con la pérdida de empleos y la dificultad de integración laboral para las nuevas generaciones y las mujeres. La crisis transformó profundamente la estructura económica y laboral de Barakaldo, dando paso a un proceso de reconversión industrial y el surgimiento de nuevas actividades económicas.
La transformación de Barakaldo: del sector industrial al sector servicios
Desde la crisis industrial hasta la actualidad, Barakaldo ha experimentado una profunda transformación, pasando de ser un municipio dominado por la industria pesada a un centro de servicios y actividades terciarias. Esta reconversión se ha materializado a través de diversos proyectos urbanísticos y de regeneración que han cambiado el rostro de la ciudad. Las antiguas instalaciones de Altos Hornos de Vizcaya, por ejemplo, han sido reemplazadas por el moderno Bilbao Exhibition Centre (BEC), y zonas previamente industriales ahora albergan grandes centros comerciales como MegaPark Barakaldo y Max Center. Además, la ciudad ha visto el desarrollo de espacios verdes, zonas peatonales, carriles bici, y residencias para la tercera edad, entre otros.
Organizaciones como Bilbao Metrópoli-30 y Bilbao Ría 2000 han jugado un papel importante en la supervisión y ejecución de estos proyectos de urbanización, contribuyendo significativamente a la revitalización urbana y económica de Barakaldo. Un hito en este proceso de transformación ha sido la construcción de las Torres de San Vicente, que junto con otros edificios altos forman un nuevo skyline para la ciudad, simbolizando la transición de Barakaldo hacia una economía más diversificada y enfocada en el sector servicios.