La dismorfofobia corporal, también conocida como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), es un trastorno mental caracterizado por una preocupación excesiva y obsesiva por defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico, aunque estos defectos sean mínimos o inexistentes para los demás. Quienes padecen este trastorno suelen experimentar una gran angustia y malestar que puede interferir significativamente en su vida diaria.
Se trata de una condición más frecuente de lo que se cree, afectando entre el 1,7% y el 2,5% de la población. Suele comenzar en la adolescencia y un inicio temprano puede asociarse a mayores complicaciones y riesgo suicida.
Debido a la vergüenza y el miedo al rechazo, muchos afectados no buscan ayuda, lo que resulta en diagnósticos tardíos, generalmente en la edad adulta. Sin tratamiento, el TDC tiende a cronificarse, pudiendo llevar al aislamiento social y deterioro funcional. Sin embargo, un diagnóstico oportuno mejora significativamente el pronóstico, ya que el trastorno responde bien tanto a tratamientos farmacológicos como psicológicos.
Síntomas principales del Trastorno Dismórfico Corporal
Los síntomas más comunes de la dismorfofobia corporal incluyen:
- Preocupación obsesiva por un defecto imaginario o mínimo en la apariencia: Las personas con TDC se enfocan de manera excesiva en alguna parte de su cuerpo que consideran “fea” o “defectuosa”, a pesar de que los demás no lo perciban así.
- Comprobación y comparación constante de la apariencia: Quienes padecen TDC pasan mucho tiempo mirándose al espejo, tocando la zona que les preocupa, o comparándose constantemente con otras personas.
- Evitación de situaciones sociales: Debido a la angustia que les genera su apariencia, las personas con TDC suelen evitar salir de casa, interactuar con otros o participar en actividades sociales.
- Interferencia en la vida diaria: La preocupación por la apariencia física llega a tal punto que interfiere significativamente con el trabajo, los estudios, las relaciones y otras áreas importantes de la vida.
- Conductas repetitivas y rituales: Para intentar “corregir” su supuesto defecto, las personas con TDC pueden realizar conductas repetitivas como maquillarse excesivamente, arreglarse el cabello constantemente o someterse a cirugías estéticas.
Otros síntomas de la dismorfia corporal
Además de los síntomas principales, el TDC también puede manifestarse a través de otros síntomas:
- Ansiedad, depresión y baja autoestima
- Ideas obsesivas y pensamientos intrusivos sobre la apariencia
- Dificultad para concentrarse en otras cosas que no sean la apariencia
- Aislamiento social y dificultades en las relaciones interpersonales
- Abuso de sustancias o trastornos alimentarios como mecanismos de afrontamiento
Es importante destacar que el TDC es un trastorno serio que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen.
Cómo saber si estás tienes dismorfia corporal
Si sientes una preocupación extrema y persistente sobre tu apariencia física, al punto de interferir en tus relaciones y actividades diarias, es posible que estés padeciendo trastorno dismórfico corporal (TDC). Algunos signos que pueden indicar que tienes este trastorno incluyen:
- Obsesión con un “defecto”: ¿Te encuentras constantemente pensando en una parte de tu cuerpo que crees que es “fea” o “defectuosa”? Quizás sientes que no puedes dejar de pensar en ello, aunque otros te digan que no lo notan o que no es para tanto. Es como si tu mente no pudiera dejar de enfocarse en esa parte de ti.
- Comprobaciones y comparaciones: ¿Te sorprendes a menudo mirándote en el espejo, tocando repetidamente la zona que te preocupa o comparándote con otras personas? Tal vez sientes la necesidad de comprobar tu apariencia constantemente, buscando tranquilizarte, pero al final solo te sientes más ansioso.
- Evitación social: ¿Has empezado a evitar salir o ver a gente? Quizás cancelas planes o evitas ciertas situaciones porque te preocupa que otros vean tu “defecto”. La idea de exponerte socialmente puede sentirse abrumadora.
- Impacto en tu vida diaria: ¿Notas que tus preocupaciones sobre tu apariencia están interfiriendo con tu trabajo, estudios o relaciones? Tal vez te cuesta concentrarte en otras cosas o sientes que estas preocupaciones están tomando el control de tu vida.
- Comportamientos repetitivos: ¿Pasas mucho tiempo arreglándote, maquillándote o consideras constantemente procedimientos estéticos? Estos comportamientos pueden ser intentos de “arreglar” lo que percibes como un problema, pero ¿encuentras que nunca es suficiente?
- Emociones difíciles: ¿Sientes ansiedad, que estás deprimido o con baja autoestima debido a tus preocupaciones sobre tu apariencia? Es común sentir una montaña rusa emocional cuando lidiamos con estos pensamientos.
Qué hacer si tengo Dismorfia Corporal
Si te identificas con algunas de las anteriores experiencias, es importante que sepas que no estás solo o sola. Muchas personas pasan por esto y hay ayuda disponible. Esos sentimientos y comportamientos pueden ser abrumadores, pero con el apoyo adecuado, es posible aprender a manejarlos y mejorar tu calidad de vida. No dudes en hablar con alguien de confianza o buscar ayuda profesional.
Algunas acciones que puedes tomar si tienes dismorfia corporal incluyen:
- Evitar la autoevaluación excesiva: Trata de evitar pasarte largos periodos evaluando tu apariencia en el espejo o comparándote con otras personas.
- Cuestionar pensamientos negativos: Desafía los pensamientos negativos y distorsionados sobre tu apariencia y reemplázalos por pensamientos realistas y objetivos.
- Buscar actividades que te den placer: Participa en actividades que te gusten y que te permitan distraerte de la preocupación sobre tu apariencia.
- Buscar apoyo social: Comparte tus sentimientos con personas de confianza y busca su apoyo emocional.
Cómo ayudar a otra persona con Trastorno Dismórfico Corporal
El apoyo social y emocional desempeña un papel crucial en el tratamiento y recuperación de las personas con dismorfofobia. Si quieres ayudar a alguien que sufre este trastorno, te explicamos una serie de consejos de una manera práctica para que puedas aplicarlos:
Reestructuración cognitiva y aceptación
Ayuda a tu amigo o familiar a identificar pensamientos negativos sobre su apariencia. Por ejemplo, si dice “Soy horrible“, anímale a cuestionarse: “¿Es esto realmente cierto? ¿Cómo me afecta pensar así?“. Enséñale a reemplazar estos pensamientos por otros más realistas como “Mi apariencia no define mi valor como persona“. También es aconsejable practicar ejercicios de mindfulness para aceptar los pensamientos sin juzgarlos.
Exposición gradual
Crea con tu amiga o familiar una lista de situaciones que evita debido a su TDC, ordenándolas de menos a más ansiógenas. Por ejemplo, desde mirar fotos suyas hasta ir a una fiesta. Anímale a enfrentarse gradualmente a estas situaciones, empezando por las más fáciles. Acompáñale si es necesario y celebra cada pequeño logro.
Intervención en el estilo de vida
Ayúdale a establecer una rutina saludable. Esto puede incluir acostarse y levantarse a la misma hora, planificar comidas saludables juntos, o quedar para hacer ejercicio regularmente. Estas actividades no solo mejorarán su salud física, sino también su estado de ánimo y autoestima.
Tratamiento profesional
Anima a esa persona buscar ayuda profesional. Ofrécete a acompañarle a su primera cita con un psicólogo profesional. Explícale que la de terapia puede ser muy efectiva para manejar los síntomas del TDC.
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Conclusiones
La dismorfofobia corporal es un trastorno mental que puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. Si crees que estás experimentando síntomas de dismorfofobia corporal, busca ayuda de un profesional lo antes posible. Con el apoyo adecuado y el tratamiento adecuado, es posible superar la dismorfofobia corporal y mejorar tu bienestar emocional y calidad de vida.
Recuerda que no estás solo/a, y que hay opciones de tratamiento disponibles para ayudarte a superar este desafío y vivir una vida más plena y feliz.+
Bibliografía
Jiménez, J. S., Vicent, A. C., & Garrigues, M. T. (2019). Trastorno Dismórfico Corporal: revisión sistemática de un trastorno propio de la adolescencia. Revista de psiquiatría infanto-juvenil, 36(1), 4-19.
Velasco, R. (2010). Dismorfofobia o vergüenza del cuerpo. España. Sociedad Española de Psicoanalisis, 4(1), 208-220.
de la Muela, E. G. C. (2004). Dismorfofobia. Monografías de psiquiatría, 16(2), 25-31.
Maria Carcedo es Psicóloga General Sanitaria con experiencia en intervención psicológica en pacientes adultos, infantiles y geriátricos. Además cuenta con experiencia en Psicooncología y ha participado en diferentes proyectos de voluntariado.