Según un estudio reciente, aproximadamente el 4% de la población en España padece algún tipo de TCA y aproximadamente el 22% de niños y adolescentes presentan conductas de riesgo que pueden desembocar en uno. Estos trastornos se caracterizan por tener patrones de alimentación anormales y con una grave obsesión por el peso e imagen corporal.
Saber cómo detectar un TCA a tiempo es crucial para conseguir una recuperación efectiva. Las señales de alarma pueden ser sutiles, pero reconocerlas puede marcar la diferencia.
Si te preocupa que un ser querido pueda estar sufriendo un TCA o sientes que tienes un problema de alimentación, este artículo te ayudará a identificar los síntomas más comunes.
Tipos de TCA y síntomas psicológicos
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) abarcan varias patologías, siendo las más comunes la anorexia, la bulimia nerviosa, trastorno por evitación y el trastorno por atracón.
Los síntomas psicológicos de los TCA incluyen la obsesión por la comida, el peso y la figura corporal. Además, pueden manifestarse ansiedad, depresión, baja autoestima y un intenso miedo al aumento de peso.
Las personas afectadas suelen experimentar una distorsión de la imagen corporal, sintiéndose insatisfechas con su apariencia a pesar de estar dentro de un rango de peso saludable o incluso bajo.
Cómo saber si tengo TCA
Si sientes que puedes tener un problema con la comida, puedes realizar este test de detección TCA para una valoración preliminar gratuita. La detección y tratamiento tempranos son cruciales para mejorar el pronóstico de estos trastornos.
Cambios extremos en el peso
Tener cambios drásticos en el peso son otro síntoma común de los TCA. Esto puede incluir tanto una pérdida de peso rápida y extrema como un aumento de peso repentino.
En la anorexia, la pérdida de peso es intencional y se logra mediante la restricción calórica severa y el exceso de ejercicio. En la bulimia y el trastorno por atracón, las fluctuaciones de peso pueden ser el resultado de ciclos de atracones seguidos de comportamientos purgativos (en el caso de la bulimia) o simplemente de episodios repetidos de comer en exceso sin purga.
Estos cambios en el peso pueden tener graves consecuencias para la salud física, incluyendo problemas cardíacos, desequilibrios electrolíticos y daño a los órganos.
Hábitos alimentarios extraños
Una de las señales de alarma más claras sobre cómo saber si una persona tiene TCA es la aparición de cambios drásticos en los hábitos alimentarios. Esto puede incluir saltarse comidas, comer en secreto, evitar eventos sociales donde se sirva comida, o comer cantidades excesivas en un corto periodo de tiempo.
Las personas con TCA pueden desarrollar una preferencia por comer solas para ocultar sus comportamientos alimentarios anormales.
Estos cambios no solo afectan la cantidad de comida consumida, sino también el tipo de alimentos elegidos, con una tendencia hacia opciones extremadamente bajas en calorías o dietas desequilibradas que carecen de nutrientes esenciales.
Comportamientos para compensar
Los comportamientos compensatorios, como provocar el vómito, el uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas, y el ejercicio compulsivo, son signos claros de un TCA.
Estos comportamientos se utilizan para «compensar» el consumo de alimentos y evitar el aumento de peso.
El vómito provocado puede causar daño en el esófago y los dientes, mientras que el uso excesivo de laxantes y diuréticos puede llevar a deshidratación y desequilibrios peligrosos. El ejercicio compulsivo, aunque a menudo visto como saludable, puede convertirse en perjudicial cuando se hace en exceso y se prioriza sobre otras actividades importantes.
Cambios en el carácter
Las personas con TCA a menudo experimentan alteraciones emocionales y psicológicas significativas. Esto incluye síntomas de ansiedad, depresión, irritabilidad, cambios de humor y una autoestima extremadamente baja.
Pueden sentirse atrapadas en un ciclo de culpa y vergüenza en torno a sus hábitos alimentarios y su imagen corporal. La insatisfacción constante con su apariencia y el miedo a engordar pueden llevar a un aislamiento social y a la retirada de actividades que antes disfrutaban.
Aislamiento social
El aislamiento social es una consecuencia habitual en las personas con TCA. Pueden evitar situaciones donde la comida esté involucrada, como las comidas en grupo o eventos sociales donde la comida esté involucrada para ocultar sus hábitos alimentarios o evitar la tentación.
Este aislamiento puede ser tanto un resultado directo de la ansiedad por la comida y el peso como un intento de ocultar comportamientos que consideran vergonzosos. El aislamiento social no solo agrava los problemas emocionales, como la depresión y la ansiedad, sino que también puede llevar a un ciclo de soledad que dificulta aún más la búsqueda de ayuda.
Distorsión de la imagen corporal
Las personas afectadas tienen una percepción distorsionada de su cuerpo, viéndose a sí mismas como con sobrepeso incluso cuando están peligrosamente delgadas.
Esta distorsión puede ser tan severa que continúan perdiendo peso incluso cuando ya están en un estado de desnutrición. La insatisfacción constante con su apariencia puede llevar a comportamientos extremos para controlar su peso y figura.
Esta distorsión de la imagen corporal está profundamente arraigada y a menudo requiere intervención psicológica para ser abordada eficazmente.
Ejercicio físico
Aunque el ejercicio regular es beneficioso para la salud, la obsesión por la actividad física es peligrosa y una señal habitual en los TCA. Las personas pueden llevarlo al extremo, siendo obligadas a realizar ejercicio intenso y prolongado para quemar calorías.
Este comportamiento puede incluir hacer ejercicio a pesar de estar cansado durante largas horas al día, seguir practicando deporte aún estando lesionado o enfermo, incluso sentir ansiedad o culpa si no puede hacer ejercicio.
Esta obsesión por el ejercicio físico puede interferir en otras áreas de la vida, como el trabajo, la escuela o las relaciones personales. Esto puede provocar problemas físicos como lesiones, fatiga crónica y debilitamiento del sistema inmunológico, aumentando el riesgo de enfermedades.
¿Qué puedo hacer si tengo TCA?
Si te sientes reflejado en alguna de las señales de alarma mencionadas, reconocer el problema es el primer paso crucial hacia la recuperación. Una vez que has identificado que puedes estar lidiando con un TCA, es vital tomar medidas para mejorar tu salud y bienestar, no solo físico, sino también para tu salud psicológica.
Establecer nuevas rutinas que promuevan un estilo de vida más saludable es esencial. Esto incluye desarrollar hábitos alimentarios equilibrados y practicar el autocuidado de manera consciente. Por ejemplo, puedes estructurar tus menús, establecer un número de comidas al día y su horario para no saltarte comidas. Además, puedes mantener tu mente ocupada, realizar ejercicio y dormir bien.
Y por último, pero no menos importante, asistir a terapia, ya que desempeña un papel fundamental en este proceso. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a identificar y reemplazar pensamientos irracionales relacionados con la comida y la imagen corporal.
En Psiconervión contamos con especialistas en el Trastorno de la Conducta Alimentaria, contacta con nosotros y cuenta con el apoyo necesario para normalizar tu relación con la comida. Te ayudamos en el proceso.
Referencias
López-Gil, J. F., et al. (2023). «Global Proportion of Disordered Eating in Children and Adolescents: A Systematic Review and Meta-analysis.» JAMA Pediatrics.
Marina Villar del Saz es psicóloga sanitaria en Psiconervión. Entre sus especialidades se encuentran la psicoterapia para adultos y terapia para terapeutas. Además trabaja tanto de forma presencial, como en terapia online.